- Resolver los conflictos entre dos personas o dentro de un equipo;
- Ddinamizar el equipo para que sus integrantes actúen en su máximo potencial y en alineación con los objetivos globales;
- Integrar y cohesionar personas, logrando que las diferencias individuales sean fuente de poder y no de debilidad;
- Detectar las fugas de energía del equipo y sus limitaciones, e identificar las fortalezas y potencialidades.
- Tener más información sobre dónde poner el foco de vuestra atención para avanzar exponencialmente en el logro de vuestros objetivos.
Por otra parte, el contexto económico y profesional actual, requiere más que nunca de una buena cohesión y óptimo funcionamiento de todo el equipo para poder transmitir al cliente la serenidad y confianza que éste necesita.
Es por ello que las tensiones y los conflictos deberían ser objeto de atención preferente, puesto que la mayoría no mejoran solos con el tiempo, sino con una intervención muy cuidadosa, determinada y respetuosa para todos los implicados.
Aunque el problema a resolver sea un conflicto más o menos explícito, nuestras intervenciones tienen, como efectos secundarios, una renovación de la motivación y una mayor eficiencia de los procesos.